Me encontraba en una agradable comida con amigos, cuando una amiga comparte una fuerte noticia “he dejado mi trabajo”, todos nos sorprendimos y enseguida le dejamos caer una avalancha de preguntas. Su respuesta fue, “ya era muy desgastante, el ambiente se volvió muy tóxico y ya no era feliz”.
Mi mejor amigo me visitó y me contó con una sonrisa, “¡ya por fin me salí de mi trabajo!”, sorprendida festejé y le dije “¡por fin, qué bueno, ¿cómo te decidiste?!”, su respuesta fue “es que ya no era feliz y me cansé”.
En otra reunión con amigas, una de ellas comentó “este es mi último mes en el trabajo, renuncié la semana pasada” preguntamos , ¿a qué se debe? y la respuesta fue “las cosas cambiaron, no me trataban con respeto y el ambiente se volvió muy feo, amo a la organización, pero no las relaciones que hay dentro”.
Daniel Goleman, en su libro de Inteligencia Emocional, menciona que el factor más importante para aumentar la excelencia de resultados de un grupo es el grado en que los miembros son capaces de crear un estado de armonía interna, lo que les permite aprovechar al máximo el talento de sus miembros.
Las organizaciones no sólo deben poner atención en las evaluaciones de rendimiento de su personal, también hay que medir y monitorear los resultados en cuanto a cultura organizacional y ambiente laboral, ya que es aquí donde podemos disminuir nuestra fuga de buenos elementos.
Los talentos y la productividad de nuestros equipos de trabajo está directamente relacionada a su grado de satisfacción con el ambiente laboral, podemos tener empleados altamente comprometidos, apasionados con el propósito de la empresa, e incluso con alto nivel de responsabilidad e iniciativa, pero si el ambiente laboral no es saludable es muy probable que pierdas a ese personal valioso.
El experto en compromiso laboral Leigh Branham, menciona que algunas de las principales razones por las que las personas abandonan sus trabajos son: la falta de reconocimiento, un liderazgo falto de confianza o culturas laborales disfuncionales.
Esta situación es una realidad en nuestros país, los datos de la OMS indican que el 75% de la población padece estrés laboral (OMS 2013). Un problemática colateral es que en México hay una escasez de estadísticas actualizadas que nos permitan ahondar más en la problemática y abordarla con mayor precisión.
La buena noticia es que las organizaciones podemos aprender y dotar de recursos emocionales a nuestros colaboradores para mejorar las relaciones que se generan en nuestros equipos de trabajo.
Acá te dejo 5 consejos básicos para emplear en tu equipo de trabajo:
Cuida que tú o tus empleados no excedan su horario de trabajo frecuentemente. Exceder el horario laboral aumenta el desgaste emocional y disminuye su nivel de productividad.
Genera momentos de recreación entre tus colaboradores. Puedes proponer que un día a la semana coman juntos o comenzar reuniones con algún juego de mesa.
Muestra interés por sus sentimientos, eso te ayudará a generar mayor confianza. Puedes hacer preguntas más específicas como: ¿cómo te has sentido la última semana?, ¿ha pasado algo que te haya incomodado?, ¿cómo te has sentido estos días?
Fomenta el trabajo en equipo, la colaboración y delegación de actividades. Asegúrate que les hayan quedado claras sus actividades, fechas de entrega, responsabilidades, pero sobretodo el significado que sus actividades tienen para alcanzar el propósito de la empresa.
Fortalece la comunicación asertiva en tu equipo. Al retroalimentar o reconocer a algún miembro, sé específico y no generalices. Reconoce en la misma medida que retroalimentas.
¿Te gustaría saber más?, en Grupo RE damos consultorías y capacitaciones que te ayudan a ti y a tu equipo a desarrollar competencias emocionales que pueden traer a tu empresa beneficios como: mejorar las relaciones de trabajo, soluciones positivas de conflictos, liderazgo colaborativo, comunicación asertiva, apertura a la retroalimentación, atravesar estados de fluidez mientras trabajamos, influir positivamente en otros y con esto aumentar nuestra productividad.
“En el mundo laboral se acepta que la productividad depende de una fuerza de trabajo que sea emocionalmente competente” Goleman, Boyatzis y McKee.
Fuentes
Goleman Daniel. (1995). La inteligencia emocional. México. Ediciones B.
Branham Leigh. 7 razones ocultas por las que los empleados se van. Amacom.
Bisquerra, R. (2003). Educación emocional y competencias básicas para la vida. Revista de Investigación Educativa (RIE), 21, 1, 7-43.
OMS 2013.
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