La Violencia Laboral: Un mal que nos afecta a todas y todos

En un país en donde la violencia y el machismo, lamentablemente, transgreden nuestra cotidianeidad, no resulta anormal pensar también en que el ámbito laboral se vea afectado por los mismos.
Y es que, pese a que no hablamos de una problemática que se ha venido presentando de unos años para acá sino de un escenario histórico, muchas veces toca preguntarnos y replantearnos ¿son estos adjetivos inherentes a nuestra cultura? ¿La violencia de género es algo que no se puede erradicar? La respuesta a la última pregunta es sí, claro que puede erradicarse, y el primer paso es empezar a hacerlo desde los espacios en los que coexistimos con otras personas todos los días. Como, por ejemplo, el trabajo.
¿Cuántas veces hemos escuchado el es broma después de un comentario inapropiado en medio de una junta laboral? ¿O algún compañero ha hecho mansplaining sobre un tema que conocemos bien? ¿O, quizá en escalas mayores, nos hemos visto expuestas a miradas o tocamientos no consensuados por parte de compañeros y superiores en algún espacio presencial? Son tantos los ejemplos en donde la violencia de género, en mayores o menores niveles, se hace presente, que resulta imposible hacer caso omiso a la urgencia que implica dejar de repetir estos patrones que durante muchos años han sido aprendidos. Para esto, toca hacernos las siguientes preguntas.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de violencia de género?
De acuerdo a la definición de ONU Mujeres, la violencia de género se refiere a los actos dañinos dirigidos contra una persona o un grupo de personas en razón de su género. Tiene su origen en la desigualdad de género, el abuso de poder y la existencia de normas dañinas. Si bien afecta tanto a mujeres como hombres, este término se utiliza principalmente para subrayar el hecho de que las diferencias estructurales de poder basadas en el género colocan a las mujeres y niñas en situación de riesgo frente a múltiples formas de violencia.